viernes, 4 de abril de 2014

Antología LORCA, CERNUDA, HERNÁNDEZ



POEMAS DE LORCA, CERNUDA Y M. HERNÁNDEZ

Primeros poemas “La Tarara”

La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.

Lleva la Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.

La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.

Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.

Ay, Tarara loca.
Mueve, la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.





La guitarra

Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible
callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible
callarla.
Llora por cosas
lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
¡Oh, guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.





Romance sonámbulo  Cancionero gitano

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre el mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera flota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
Pero ¿quién vendrá? ¿Y por donde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No veis la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo.
Ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento verde ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!
 
Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.



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“La casada infiel” Romancero Gitano

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montando en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.



EL POETA DICE LA VERDAD

Quiero llorar mi pena y te lo digo
para que tú me quieras y me llores 
en un anochecer de ruiseñores 
con un puñal, con besos y contigo.

Quiero matar al único testigo 
para el asesinato de mis flores 
y convertir mi llanto y mis sudores 
en eterno montón de duro trigo.

Que no se acabe nunca la madeja 
del te quiero me quieres, siempre ardida
con decrépito sol y luna vieja.

Que lo que no me des y no te pida 
será para la muerte, que no deja 
ni sombra por la carne estremecida.


arriba
EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA Amor de mis entrañas, viva muerte, en vano espero tu palabra escrita y pienso, con la flor que se marchita, que si vivo sin mí quiero perderte. El aire es inmortal, la piedra inerte ni conoce la sombra ni la evita. Corazón interior no necesita la miel helada que la luna vierte. Pero yo te sufrí, rasgué mis venas, tigre y paloma, sobre tu cintura en duelo de mordiscos y azucenas. Llena, pues, de palabras mi locura o déjame vivir en mi serena noche del alma para siempre oscura.




LLAGAS DE AMOR

Esta luz, este fuego que devora. 
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea. 
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora 
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnalda de amor, cama de herido, 
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia 
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.

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SONETO DE LA DULCE QUEJA
 
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento 
que me pone de noche en la mejilla 
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla 
tronco sin ramas, y lo que más siento 
es no tener la flor, pulpa o arcilla, 
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado, 
si soy el perro de tu señorío.


No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.



EL AMOR DUERME EN EL PECHO DEL POETA

Tú nunca entenderás lo que te quiero 
porque duermes en mí y estás dormido. 
Yo te oculto llorando, perseguido
por una voz de penetrante acero.

Norma que agita igual carne y lucero 
traspasa ya mi pecho dolorido
y las turbias palabras han mordido 
las alas de tu espíritu severo.

Grupo de gente salta en los jardines
esperando tu cuerpo y mi agonía
en caballos de luz y verdes crines.

Pero sigue durmiendo, vida mía.
Oye mi sangre rota en los violines.
¡Mira que nos acechan todavía!


Poeta en Nueva York


“Vuelta de paseo”


Asesinado por el cielo.
Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.
Con el árbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.
Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.
Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.
Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!



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La Aurora

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus
huesos que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.


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Pequeño vals vienés

En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.
Este vals, este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.
Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.
En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados,
hay frescas guirnaldas de llanto.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.
Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals, este vals del "Te quiero siempre".
En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orillas tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals.



LECTURAS DE LUIS CERNUDA Y MIGUEL HERNÁNDEZ


SI EL HOMBRE PUEDIERA DECIR LO QUE AMA

Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
Luis Cernuda
De: “Los placeres prohibidos” – 1931




CANCIÓN DEL ESPOSO SOLDADO  DE Miguel Hernández
.
 
He poblado tu vientre de amor y sementera,
 
he prolongado el eco de sangre a que respondo
 
y espero sobre el surco como el arado espera:
 
he llegado hasta el fondo.
 
.
 
Morena de altas torres, alta luz y ojos altos,
 
esposa de, mi piel, gran trago de mi vida,
 
tus pechos locos crecen hacia mi dando saltos
 
de cierva concebida.
 
.
 
Ya me parece que eres un cristal delicado,
 
temo que te me rompas al más leve tropiezo,
 
y a reforzar tus venas con mi piel de soldado
 
fuera como el cerezo.
 
.
 
Espejo de mi carne, sustento de mis alas,
 
te doy vida en la muerte que me dan y no tomo.
 
Mujer, mujer, te quiero cercado por las balas,
 
ansiado por el plomo.
 
.
 
Sobre los ataúdes feroces en acecho,
 
sobre los mismos muertos sin remedio y sin fosa
 
te quiero, y te quisiera besar con todo el pecho
 
hasta en el polvo, esposa.
 
.
 
Cuando junto a los campos de combate te piensa
 
mi frente que no enfría ni aplaca tu figura,
 
te acercas hacia mi como una boca inmensa
 
de hambrienta dentadura.
 
.
 
Escríbeme a la lucha siénteme en la trinchera:
 
aquí con el fusil tu nombre evoco y fijo.
 
y defiendo tu vientre de pobre que me espera,
 
y defiendo tu hijo.
 
.
 
Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado,
 
envuelto en un clamor de victoria y guitarras,
 
y dejaré a tu puerta mi vida de soldado
 
sin colmillos ni garras. ,
 
.
 
Es preciso matar para seguir viviendo.
 
Un día iré a la sombra de tu pelo lejano.
 
Y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
 
cosida por tu mano.
 
.
 
Tus piernas implacables al parto van derechas,
 
y tu implacable boca de labios indomables,
 
y ante mi soledad de explosiones y brechas,
 
recorres un camino de besos implacables.
 
.
 
Para el hijo será la paz que estoy forjando.
 
Y al fin en un océano de irremediables huesos
 
tu corazón y el mío naufragarán, quedando
 
una mujer y un hombre gastados por los besos.
 

 .
Nanas de la cebolla

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre
escarchaba de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma, al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol,
porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
y el niño como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.



ELEGIA A RAMÓN SIJÉ 
. 
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha 
muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien 
tanto quería.) 
. 
Yo quiero ser llorando el hortelano 
de la tierra que ocupas y estercolas, 
compañero del alma, tan temprano. 
. 
Alimentando lluvias, caracoles 
Y órganos mi dolor sin instrumento, 
a las desalentadas amapolas 
. 
daré tu corazón por alimento. 
Tanto dolor se agrupa en mi costado, 
que por doler me duele hasta el aliento. 
. 
Un manotazo duro, un golpe helado, 
un hachazo invisible y homicida, 
un empujón brutal te ha derribado. 
. 
No hay extensión más grande que mi herida, 
lloro mi desventura y sus conjuntos 
y siento más tu muerte que mi vida. 
. 
Ando sobre rastrojos de difuntos, 
y sin calor de nadie y sin consuelo 
voy de mi corazón a mis asuntos. 
. 
.Temprano levantó la muerte el vuelo, 
temprano madrugó la madrugada, 
temprano estás rodando por el suelo. 
. 
No perdono a la muerte enamorada, 
no perdono a la vida desatenta, 
no perdono a la tierra ni a la nada. 
. 
En mis manos levanto una tormenta 
de piedras, rayos y hachas estridentes 
sedienta de catástrofe y hambrienta 
. 
Quiero escarbar la tierra con los dientes, 
quiero apartar la tierra parte 
a parte a dentelladas secas y calientes. 
. 
Quiero minar la tierra hasta encontrarte 
y besarte la noble calavera 
y desamordazarte y regresarte 
. 
Volverás a mi huerto y a mi higuera: 
por los altos andamios de mis flores 
pajareará tu alma colmenera 
. 
de angelicales ceras y labores. 
Volverás al arrullo de las rejas 
de los enamorados labradores. 
. 
Alegrarás la sombra de mis cejas, 
y tu sangre se irá a cada lado 
disputando tu novia y las abejas. 
. 
Tu corazón, ya terciopelo ajado, 
llama a un campo de almendras espumosas 
mi avariciosa voz de enamorado. 
. 
A las aladas almas de las rosas... 
de almendro de nata te requiero,: 
que tenemos que hablar de muchas cosas, 
compañero del alma, compañero. 

jueves, 3 de abril de 2014

SEXTA SESIÓN



Sophia de Mello Beyner Andressen, 1919-2004

PORQUE

Porque los demás se disfrazan pero tú no.
Porque los demás utilizan la virtud
para comprar lo que no tiene perdón.
Porque los demás temen pero tú no.

Porque los demás son como túmulos encalados
donde germina callada la putridez.
Porque los demás se callan pero tú no.

Porque los demás se compran y se venden
y sus gestos dan siempre beneficios.
Porque los demás son hábiles pero tú no.

Porque los demás van al amparo de los abrigos
y tú de manos dadas con los peligros.
Porque los demás calculan pero tú no.


LECCIÓN: 

La literatura en la Guerra Civil española.


ASPECTOS ORTOGRÁFICOS:

-Un paseo por las novedades de la RAE y sus preguntas frecuentes II.
-Mayúsculas con tilde
-Meses, días y lenguas en español
-En cuanto, mientras
-Las TIC, los CD
-Adjunto un adjunto
-Monosílabos fue, dio, pie, fui.
-La ye, la che y la elle. Novedades en la RAE.


REDACCIÓN DE TEXTOS:

El currículum vitae, el contrato de venta/arrendamiento.

miércoles, 2 de abril de 2014

SÉPTIMA SESIÓN

Si alguna vez sufres –y lo harás–

por alguien que te amó y que te abandona,

no le guardes rencor ni le perdones

(...)

Soporta tu dolor en soledad,

porque el merecimiento aun de la adversidad mayor

está justificado si fuiste

desleal a tu conciencia, no apostando

sólo por el amor que te entregaba

su esplendor inocente, sus intocados mundos.


Así que cuando sufras –y lo harás–

por alguien que te amó, procura siempre

acusarte a ti mismo de su olvido

porque fuiste cobarde o quizá fuiste ingrato.

Y aprende que la vida tiene un precio

que no puedes pagar continuamente.

Y aprende dignidad en tu derrota

agradeciendo a quien te quiso

el regalo fugaz de su hermosura.
FELIPE BENÍTEZ REYES





LECCIÓN:

Historia de la Lengua Española

Los dialectos extremeños




ASPECTOS ORTOGRÁFICOS:

Un paseo por las novedades de la RAE y sus preguntas frecuentes III.


REDACCIÓN DE TEXTOS:

Cómo hacer un romance y un soneto.

martes, 1 de abril de 2014

OCTAVA SESIÓN

LOS NADIES de Eduargo Galeano

Sueñan las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte; 
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, 
por mucho que los nadies la llamen
y aunque les pique la mano izquierda, 
o se levanten con el pie derecho,
o empiecen el año cambiando de escoba. 

Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada. 
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, 
corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: 
Que no son, aunque sean. 
Que no hablan idiomas, sino dialectos. 
Que no profesan religiones, sino supersticiones. 
Que no hacen arte, sino artesanía. 
Que no practican cultura, sino folklore. 
Que no son seres humanos, sino recursos humanos. 
Que no tienen cara, sino brazos. 
Que no tienen nombre, sino número. 
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. 
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.


LECCIÓN: 

Los microrrelatos. Ese género en boga.


ASPECTOS ORTOGRÁFICOS:

a. Leísmo y laísmo
b. El CD; los CD
c. México o Méjico
d. Lio, fio, truhan, guion.
e. Jugar a/al pádel
f. "En lo que viene siendo"/"es lo siguiente"/"en función de".
g. Voy por/a por mi hijo.
h. Las comas en los decimales. 27,34; 27.24; *27'34.
i. horas punta, copias pirata, ciudades dormitorio; palabras clave/palabras claves.
j. Mal empleo del infinitivo
k. Extranjerismos. Crudos/adaptados. sine die, in crescendo, grosso modo, software, happy end, femme fatale. Pero paddle/pádel; quorum/cuórum.
l. Estar a gusto, a disgusto, A lo mejor, a lo peor. Enseguida o en seguida (las dos correctas)
m. Grosso modo.

EXPRESIÓN ESCRITA:

¿Cómo escribir un microrrelato?